A vueltas con la reforma del EU ETS

Creo que nadie duda de que el sistema europeo de comercio de emisiones, el SECE o EU ETS requiere una reforma si de verdad se quiere que sirva para reducir emisiones de CO2 en Europa (algo que no está nada claro que esté haciendo actualmente), y para que dé señales adecuadas de largo plazo a los inversores. Xavier ya habló del tema el año pasado, pero, a la vista del reciente paso por el Parlamento Europeo, que abre el paso al trílogo, quizá sea interesante volver a tocar el tema.

Primero, un resumen breve del estado de la cuestión: básicamente, la reforma del ETS aprobada por el Parlamento no cambia demasiado las cosas, y es incluso más ligera que la propuesta por la Comisión: el porcentaje anual de retirada de permisos de emisión se reduce al 2,2%, se elimina el “border tax” al cemento, se dobla la capacidad de la reserva de estabilidad de mercado (MSR), se incluye al sector marítimo, se endurecen las reglas para la aviación, y se plantean dos fondos: de modernización, y de innovación.

En estas condiciones, no es de extrañar que haya gente que proteste, porque claramente esta reforma no va a solucionar el problema de fondo del ETS, los bajos precios.  Pero es que es complicado lograr un equilibrio entre dar las señales correctas a la industria, y por otra parte no afectar a su competitividad global. Aunque quizá hay cosas que se pudieran estar haciendo mejor.

Lo primero, evidentemente, sería entender mejor cuáles son los costes de reducción de emisiones de la industria, y qué porcentajes de reducción de emisiones corresponden a qué precios del ETS. A eso se ha dedicado en los últimos tiempos Pablo Pintos, analista hasta hace unos meses de Economics for Energy, y que defenderá la tesis doctoral en breve. En este artículo, recientemente publicado en Climate Policy, Pablo analiza los costes de reducción para los principales sectores industriales regulados por el ETS y cómo interaccionan en el mercado. Entre sus conclusiones principales: el mercado parece estar funcionando racionalmente (y por tanto la reserva de estabilidad del mercado seguramente no será efectiva, porque los agentes arbitrarán con ella); y gran parte de las reducciones vienen del sector eléctrico, que es el único con capacidad significativa de reducir emisiones a bajo coste.

Pablo también observa que, para otros sectores, la sobreasignación que resulta de la asignación gratuita de permisos crea comportamientos extraños, lo que hace de nuevo plantearse si esta asignación gratuita tiene sentido. En un paper anterior ya observábamos que, para algunos sectores no lo tiene, porque los sectores están realmente protegidos “naturalmente” contra las importaciones, bien por los costes de transporte a zonas interiores, bien por el tipo de productos que se demandan en Europa.

Por tanto, quizá fuera conveniente en esta discusión que ahora comienza sobre la reforma volver a plantear mejores formas de mantener la competitividad empresarial sin que esto afecte al buen funcionamiento del ETS. En este sentido, y dado que la perspectiva real de implantar un impuesto a las importaciones es bastante reducida, por los problemas que se plantean en el seno de la Organización Mundial del Comercio y las reticencias de algunos estados miembros, creo que cada vez cobra más sentido la propuesta realizada por Karsten Neuhoff, y apoyada por un buen número de los mejores académicos del tema en Europa – y evidentemente no lo digo por mí 🙂 –.

La propuesta consiste en crear un impuesto a los materiales intensivos en carbono (cemento, acero o aluminio), pero que se aplicaría no sólo a las importaciones, sino también a los domésticos (evitando de esta forma los problemas con la OMC). De esta forma, habría una señal clara a estos sectores para que redujeran sus emisiones. Pero este impuesto, al igual que el IVA, se podría eliminar para las exportaciones, con lo que los productos europeos mantendrían su competitividad en el ámbito global. Y por supuesto, para que el sector no tuviera que pagar dos veces, se haría una compensación en términos de asignación de permisos de emisión. El resultado final: un traslado completo de la señal de precio de carbono a los consumidores, sin pérdida de competitividad relativa para la industria, y de hecho con un incentivo para que también los productores internacionales que quieren vender en Europa reduzcan sus emisiones. De hecho, cuando presentamos la idea a un grupo de representantes de la industria española, todos mostraron una visión positiva de esta propuesta. El problema es que la reforma sigue sin incluir esta idea, y sólo habla del “border tax”. Ojalá que el proceso de negociación ayude a conseguir que el ETS sea más efectivo, y más eficiente.

La próxima semana no tenemos blog, por vacaciones académicas. Buena Semana Santa para todos.

4 comentarios en “A vueltas con la reforma del EU ETS

  1. La propuesta puede valer para el cemento, porque lo que se fabrica con ello no es exportable. Pero los otros materiales, como el aluminio y el acero, son bienes intermedios que se utilizan fundamentalmente para fabricar otros productos de los que hay un intenso mercado internacional. Esta propuesta encarece el coste de fabricar en la UE coches, trenes, maquinaria o frigoríficos. Por tanto se daña la competitividad de estos fabricantes y al final también se perjudica al fabricante de acero o aluminio puesto que sus clientes se irán.

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    • Es una observación muy pertinente. Y efectivamente esta es una posibilidad. Pero cuanto más cerca del consumidor está la industria, más difícil es que se vaya, y así lo confirma la evidencia. Además, estas son industrias en las que, si fabricamos en Europa, no es por coste, sino por calidad. La cuestión es por tanto si el encarecimiento de algún componente de sus costes (habría que ver exactamente cuánto es) es suficiente para cambiar esta situación. Desde luego, merecería un análisis detallado.
      Al fabricante de acero o aluminio, en todo caso, creo que no le cambia radicalmente la situación, porque de lo que hablamos es de su competitividad en el mercado internacional, no en el doméstico. Pero como decía, todo esto habría que verlo con cuidado.
      Lo que pasa es que sigo pensando que esta propuesta es mejor que lo que tenemos ahora, que protege la competitividad, pero no da ninguna señal a la reducción de emisiones.

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  2. Pingback: Y más vueltas al Acuerdo de París y a la política climática europea | Economics for Energy Blog

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