Buscando respuestas a la crisis energética desde la eficiencia energética

Aunque llevamos sufriendo la crisis de precios de la energía (fundamentalmente el gas y la electricidad, pero también el petróleo) desde el verano del 2021, la invasión de Ucrania terminó de hacer saltar todas las alarmas, desencadenando múltiples reacciones tanto nacionales como a nivel de la Unión Europea para tratar de enfrentarse a la crisis. Así, y en el marco de la iniciativa RepowerEU, los países han ido planteando sus distintas iniciativas, y la Comisión también sigue evaluando acciones conjuntas (como los aranceles al gas ruso). Distintos analistas (incluido un servidor) han formulado propuestas en distintos ámbitos.

Pero hoy me querría centrar en las propuestas relacionadas con el ahorro de energía, como instrumento para reducir o incluso eliminar la dependencia del gas ruso. La Agencia Internacional de la Energía, en colaboración con la Comisión Europea, acaba de publicar una serie de recomendaciones para que los ciudadanos contribuyan a reducir el consumo energético, en la línea de lo que ya solicitaba Borrell al comienzo de la guerra de Ucrania. Por supuesto, está muy bien tratar de ahorrar energía, no solo ahora. Pero es que además en estos momentos muchas de estas medidas son mucho más rentables (aunque las ayudas indiscriminadas como las aprobadas para los carburantes o la tarifa del gas no ayudan).

Pero no hay que olvidar que, como ya señalábamos desde aquí hace ya unos cuantos años, el que las medidas sean rentables no quiere decir que sean sencillas de lograr, por muchas razones (fallos y barreras de mercado como los que señalamos aquí o aquí), y especialmente en el sector residencial o del transporte privado. Como bien señala el reciente informe del IPCC, los cambios de comportamiento de los consumidores deben venir apoyados (y si no no vendrán a la escala requerida) por cambios estructurales y regulaciones. Esto es particularmente importante, como digo, en el transporte y en los edificios. Como nos señalan aquí, si hubiéramos hecho los deberes en materia de edificación, a lo mejor estaríamos en otra situación…(aunque el comentario es sobre Francia, la situación en España es incluso peor).

Ahora bien, a la hora de diseñar políticas de eficiencia, y sobre todo de desplegarlas con carácter de urgencia, como demanda la situación, no estaría mal priorizarlas. Por ejemplo: de la demanda de gas total en España, sólo un 10-15% es demanda del sector terciario (doméstico y comercial). El resto va para alimentar la producción de electricidad (un 20-25%) y la industria (el 60-70% restante). Así que, si queremos reducir el consumo de gas de forma significativa, el sector terciario no va a poder contribuir de forma significativa; quizá sea más efectivo reducir la demanda de electricidad para reducir la producción con ciclos de gas…También habrá que tener en cuenta el impacto de corto o de largo plazo de las medidas, y el tiempo que tardarán en activarse. Y, por supuesto, a todo ello habrá que sumar la evidencia acerca de la efectividad real de las medidas, de su eficiencia, y de sus efectos distributivos (que también son muy relevantes)

Todo esto lo queremos analizar en un próximo análisis de EsadeEcPol, que además espero presentar en la próxima edición del Congreso de la Asociación Española para la Economía Energética, a finales de mayo. Seguiremos informando.

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